La gestión turquesa, el nivel más alto del enfoque basado en colores hacia los estilos de gestión, se considera la forma más independiente e inteligente de dirigir una empresa. El concepto fue introducido en 2014 por el empresario belga, coach, conferencista y teórico Frederic Laloux, en su libro “Reinventar las organizaciones: Una invitación ilustrada a unirse a la conversación sobre las organizaciones de la próxima etapa.” Laloux asignó colores específicos a cinco modelos de empresas modernas, incluyendo rojo, ámbar, naranja, verde y turquesa. Estos colores se organizaron en orden desde los más primitivos y autoritarios (los dos primeros colores), pasando por los cada vez más democráticos (naranja, verde), hasta los independientes e inteligentes (turquesa). En esta entrada de blog, exploraremos los dos últimos colores, verde y turquesa, con más detalle. Sigue leyendo.
Aunque el modelo de gestión verde a menudo se asigna a movimientos cooperativos, hoy en día, cada vez más organizaciones se esfuerzan por incorporarlo a su cultura. Tales empresas típicamente tienen una estructura piramidal que preserva la jerarquía donde cada empleado realiza sus tareas respondiendo a sus superiores.
Al mismo tiempo, sin embargo, se cree que el empleado es un recurso importante de la organización que ayuda a alcanzar los objetivos establecidos, por lo que es importante que los empleadores apoyen su desarrollo y les den la oportunidad de expresar su opinión y tomar la iniciativa. El objetivo principal de las empresas que siguen este modelo de gestión es satisfacer las necesidades de sus clientes.
El estilo de gestión turquesa es, sin duda, el concepto más reciente y más innovador en la ciencia de la gestión. Las empresas que implementan este modelo de gestión también se denominan a menudo organizaciones teal, cuyas principales características son:
Como probablemente has notado, los estilos de gestión verde y turquesa son similares en muchos aspectos. ¿Qué tienen en común? Ambos enfatizan el papel que juega el empleado en la organización y que su compromiso con el trabajo ayuda a lograr los resultados esperados. Para ambos estilos, también es importante crear una cultura basada en la confianza y los valores compartidos, así como fomentar el desarrollo de los empleados, aunque estos procesos son indudablemente más complejos en el caso de las organizaciones turquesa.
Solo después de reemplazar la estructura jerárquica tradicional con autogestión (ignorando el papel del líder), determinar el propósito superior de tu empresa y observar de cerca su entorno para establecer la dirección del crecimiento, podrás decir que se convierte en una organización turquesa.
Laloux sugiere que las organizaciones pueden lograr un mayor éxito al adoptar un estilo de gestión “teal” o “turquesa”. Sin embargo, no hace falta decir que en muchos aspectos es un enfoque idealista que es difícil de poner en práctica – debido a la falta de jerarquía (y también comisiones, bonificaciones, evaluaciones de desempeño de los empleados, etc.), autogestión y trabajar por un propósito superior más allá de solo obtener ganancias. Es cierto que implementar un estilo de gestión teal puede requerir un cambio de mentalidad, ya que desafía muchas normas y prácticas establecidas en el mundo empresarial.
Como líder de un equipo u organización, es importante reflexionar sobre el estilo de gestión que empleas actualmente. ¿Te clasificarías como autoritario (rojo, ámbar) o democrático (naranja, verde o incluso turquesa)? Es probable que tus creencias personales y el enfoque para dirigir una empresa que has adoptado tengan un impacto en tu estilo de gestión principal. Sin embargo, es importante reconocer que los empleados tienden a preferir empresas que priorizan la confianza, la equidad y las oportunidades de crecimiento. Para atraer el mejor talento y aprovechar sus habilidades para desarrollar tu organización, es posible que necesites hacer cambios en tu estilo de gestión.
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Como Gerente de Proyectos, Caroline es experta en encontrar nuevos métodos para diseñar los mejores flujos de trabajo y optimizar procesos. Sus habilidades organizativas y su capacidad para trabajar bajo presión de tiempo la convierten en la mejor persona para hacer realidad proyectos complicados.
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